Las Patronas: la Revolución de la ternura

Las Patronas: la Revolución de la ternura

Por: Verónica Denisse Estrada Calzada

Foto: Planeta Futuro

¿Debemos hablar de migración, o de desplazamiento forzado? La migración económica refiere el dejar el hogar de residencia en busca de oportunidades financieras, por lo general, trasladándose a países donde existe demanda en sus competencias, y de esta forma, se pretende aumentar los ingresos propios. En cambio, hablamos de desplazamiento forzado cuando las personas huyen de los conflictos, la violencia, u otros peligros que imperan en su país de origen, con el fin de encontrar seguridad y medios de subsistencia. Dicho lo anterior, muchos de los medios de comunicación prefieren invisibilizar el término de desplazamiento forzado, por la problemática que su concepto refleja por sí mismo.

Mucho se habla, y debe hablarse, de las políticas de los países que reciben migrantes o personas desplazadas forzadamente, pero se debe ahondar en la misma medida, ¿qué está pasando en las naciones para que las personas decidan huir de su hogar?, ¿qué lleva a la gente a abandonar su patria, a desterrarse de su familia, a atravesar decenas de peligros, violencias y precariedades, para buscar la supervivencia en un lugar desconocido?, y sobre todo debe surgir el cuestionamiento, ¿qué están haciendo los gobiernos para combatir las crisis humanitarias, económicas y climáticas de los Estados que dirigen, y que provocan la emigración de sus habitantes?.

En la difícil, peligrosa, y en muchas ocasiones, solitaria travesía hacia la búsqueda de oportunidades de las llamadas personas migrantes hacia los países del Norte, se vislumbra durante el traslado a un grupo de mujeres que podemos encontrar en la comunidad de Amatlán de los Reyes, Veracruz, México, ¿quiénes son?

Las Patronas son protectoras de las y los migrantes, mismos que arriesgan su vida e integridad viajando sobre “la bestia”, un tren de carga que llega hasta la frontera con Estados Unidos. Son un cada vez más grande colectivo de mujeres que regalan comida y refrigerios desde hace 28 años a las personas que se desplazan colgadas indocumentadamente del techo de este medio de transporte, pero su forma de empatía y amor tiene características muy peculiares.

Todo comenzó hace casi tres décadas, cuando Norma Romero Vázquez y su hermana, por instrucciones de su madre Leonila Vázquez, acudieron a la tienda a comprar leche y pan. En el camino de regreso a su hogar se encontraron con “personas con acento Centroamericano” que les pidieron un poco de comida, y por un acto instintivo de bondad les entregaron todo lo que traían en sus manos.

Cuando llegaron con su madre, esperando una llamada de atención, obtuvieron todo lo contrario, el nacimiento de una colectiva de 12 mujeres que desde 1995 se dedican con sus propios recursos a preparar, cocinar, empaquetar y distribuir, al lado de las peligrosas vías de “el tren de la muerte” en movimiento, aproximadamente 800 raciones de comida cada día, sin ningún tipo de remuneración económica y con el único interés de hacer un poco más digerible el complicadísimo trayecto de las personas a bordo de “la bestia”.

Hoy en día, se han sumado muchas voluntarias y voluntarios a esta loable labor ya con reconocimiento nacional e internacional, además, han sido galardonadas con el Premio Nacional de Derechos Humanos en 2013 y propuestas para el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2015, ya que no solo alimentan y dan esperanza con el amor desinteresado que se refleja cada que un migrante come de sus lonches, sino con el albergue y la atención médica que también brindan a quienes llegan a su domicilio en busca de ayuda.

Al unísono del silbato del tren se escuchan fuertemente los gritos “¡México!” y “¡Gracias madre!”, de aquellos que van en busca del comúnmente nombrado “sueño americano”. Porque Las Patronas son defensoras de la dignidad humana migrante, porque nos enseñan y demuestran que la ternura es un acto profundamente político, donde se encuentra la revolución que pone el acento en la necesidad de resistir a la barbarización de los lazos sociales que atraviesan nuestras naciones, porque en el duro camino lleno de violencias y desigualdades aparecen ellas, para hacernos ver que las mujeres no sólo resistimos, sino que cambiamos el mundo desde el amor y la solidaridad.

¡QUÉ VIVAN LAS PATRONAS! y ¡QUÉ VIVAN TODAS LAS MUJERES QUE LUCHAN DESDE SUS TRINCHERAS!

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